Paula Sandoval García es psicóloga especializada en sexualidades saludables, drogodependencias, terapia familiar y de pareja. Desde hace un año, es responsable de redes sociales del Proyecto “En Plenas Facultades” de la Fundación Salud y Comunidad (FSC). También, imparte formación en diferentes universidades, en el marco de este proyecto, si bien en esta entrevista queremos incidir principalmente en la formación que se realiza en el ámbito de sexualidades. El proyecto cuenta con el apoyo financiero del Plan Nacional sobre Drogas y del Plan Nacional sobre Sida del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social; de la Subdirección General de Drogodependencias de la Generalitat de Cataluña; de la Diputación de Barcelona y de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas de la Generalitat Valenciana, a cargo de la asignación tributaria del 0,7 del IRPF.
– En este proyecto, dais una gran importancia a la perspectiva de género y a la diversidad sexual. ¿De qué forma abordáis el tema de las sexualidades saludables con el alumnado universitario, durante el curso lectivo?
El abordaje lo realizamos desde una perspectiva global e integral, es decir que abarcamos tanto el aspecto físico como el emocional, psicológico, social y cultural.
En el ámbito de formación, y en el marco del proyecto “En Plenas Facultades”, consideramos que es fundamental una educación sexual integral con perspectiva de género como pilar fundamental para poder ejercer la plena autonomía, fomentar la igualdad de genero, impulsando el empoderamiento de la juventud.
El objectivo general que nos planteamos desde el proyecto es dotar al alumnado de las herramientas y conocimientos necesarios para que pueda vivir sus sexualidades de manera saludable y autónoma.
– ¿En qué temáticas profundizáis más en vuestras formaciones, en relación con las sexualidades?
En primer lugar, explicamos porqué hablamos de sexualidades en plural y no de sexualidad, ya que lo planteamos desde el punto de vista de la diversidad. Consideramos que hay tantas sexualidades como personas en el mundo y, además, tenemos en cuenta que la sexualidad es dinámica y cambia a lo largo de los años. No es lo mismo nuestra vivencia de la sexualidad a los 13 años, por ejemplo, que a los 23, los 36 o 50 años.
Otras temáticas importantes de los cursos son los temas sobre los derechos sexuales y reproductivos, saber cuántos son y cuáles. Asimismo, hablamos sobre el placer, la erótica y el deseo, entre otras cuestiones.
También, profundizamos en la diferencia entre adquirir conocimiento sobre las sexualidades a través de una educación sexual integral o por medio de la pornografía tradicional, indicando como esta última invisibiliza aspectos esenciales de la sexualidad. Es el caso de las emociones que no se evidencian, tampoco en la pornografia tradicional se observan caricias ni gestos de cuidado, y por otra parte, está el tema de la homogenización de los cuerpos que son normativos, y de qué forma repercute esta imagen social en nuestros propios cuerpos y prácticas.
En este sentido, consideramos que es importante que el alumnado desarrolle un pensamiento crítico de los puntos de vista heteronormativo, coitocentrista, binarista y patriarcal de las sexualidades.
– ¿Qué metodología utilizáis para ello?
En el Proyecto “EPF” utilizamos la metodología “peer-to-peer” o “educación entre iguales”, es decir, el equipo técnico profesional del proyecto forma a estudiantes como agentes de salud, y son estos/as estudiantes quienes trasladan a sus compañeras y compañeros (“de igual a igual”) los conocimientos adquiridos y los mensajes preventivos sobre drogas y sexualidades.
Lo hacen tanto en la universidad, a través del diseño de las campañas preventivas que aplican en los campus universitarios, como en su comunidad. Por ejemplo, me ha pasado que, tras impartir una formación, en el encuentro siguiente, el alumnado me haya dicho que algunos de los temas vistos durante la formación, han salido en quedadas con amigos y amigas en un bar y ahí es cuando vemos la educación entre iguales.
– Por otra parte, es sabido que el mundo de las sexualidades está lleno de mitos. ¿Qué tarea realizáis desde el “EPF”, en este sentido?
Hoy en día existen varios mitos acerca de las sexualidades. Durante las formaciones, abordamos los mitos desde un punto de vista crítico y con evidencia científica.
En primer lugar, cuando comienza la formación, en lo personal, me gusta realizar alguna actividad para saber qué mitos conoce el grupo en general para posteriormente, ponerlos en jaque; sumado a aquellos mitos que, a lo mejor, no surjan en dicha dinámica, pero que es importante sacar a relucir.
Por darte un ejemplo, un mito que a veces surge es que las personas con VIH positivo inevitablemente van a transmitir el virus o el mito de la virginidad.
Desde nuestra posición, clarificar los mitos es una tarea fundamental, ya que son conceptos que se impregnan en el saber popular y que tienen un alcance masivo, repercutiendo en los cuerpos y en la toma de decisiones de las personas, a la vez que crea estigmas sociales.
Siguiendo con el ejemplo del VIH, quedarnos en la postura de que su transmisión es inevitable, crea un estigma hacia las personas seropositivas, cuando desde la evidencia empírica se ha probado que, si las personas realizan el tratamiento con antirretrovirales, la carga del virus disminuye volviéndose indetectable, lo que, a su vez, deriva en que sea intrasmisible.
De ahí, las campañas preventivas que incluyen la frase “Indetectable=Intransmisible”.
– ¿Cómo planteáis desde el proyecto la prevención de VIH-SIDA y las enfermedades de transmisión sexual?
El tema del abordaje de las infecciones de transmisión sexual o ITS es muy amplio, si bien, a grandes rasgos, en las formaciones abarcamos el tema de la prevención de las ITS desde un punto de vista científico, basado en la evidencia y teniendo en cuenta el placer.
No solo hablamos de prevención en relaciones de personas heterosexuales, sino que también, abarcamos los cuidados necesarios en relaciones entre personas con diferentes orientaciones sexuales.
Otro aspecto que me parece importante es resaltar que abordamos los estigmas sociales que pueden sufrir las y los jóvenes que son diagnosticados con una ITS, analizamos el porqué de este estigma y sus posibles consecuencias.
-¿De qué forma introducís, en los cursos que impartís desde el “EPF”, los temas relacionados con los derechos sexuales y reproductivos?
El tema de los derechos sexuales y reproductivos es un pilar fundamental en los cursos sobre sexualidades.
Si bien hay jóvenes que saben que existen estos derechos, en las formaciones se visibiliza la falta de conocimiento, ya que quizá solo saben de alguno de ellos, o directamente de ninguno.
Frente a este panorama, desde el proyecto vamos desarrollando uno a uno estos derechos a nivel conceptual, y también profundizamos en las consecuencias pragmáticas que puede tener el derecho en la vida cotidiana y en el empoderamiento de las y los jóvenes.
Nos suele pasar que cuando el alumnado desarrolla la campaña preventiva, escoge este tema, ya que representa para el grupo una novedad que es importante poder transmitir a sus pares en el contexto universitario.
-¿Qué beneficios consideras que puede aportar en las personas jóvenes recibir formación sobre sexualidades saludables?
Los beneficios son diversos, creo que lo más importante es que el alumnado reciba un conocimiento basado en evidencia científica con perspectiva de género que le permita poder tomar decisiones de manera autónoma e informada.
Igualmente, abordar los derechos sexuales y reproductivos, la diversidad sexual y los aspectos de las sexualidades, más allá del enfoque biológico/reproductivo, es una formación necesaria para evitar y prevenir la estigmatización y discriminación.
– Para finalizar la entrevista, ¿qué destacarías de las formaciones sobre sexualidades previstas en este primer semestre?
Principalmente, el número de formaciones específicas sobre sexualidades, que para este curso lectivo 2022/2023 será de 22 sesiones en los diferentes campus universitarios.