Ocio nocturno y alcohol siempre han sido un binomio. Solo que en Barcelona los excesos ya no se gestan junto a las barras, sino sobre un banco o en plena acera. Un fenómeno evidente a simple vista en los años de la crisis, pero que ahora corrobora la voz de sus protagonistas: un 65% de jóvenes de 16 a 25 años confiesan practicar el botellón, y más de la mitad lo hacen varias veces al mes.

Un grupom de jóvenes consume alcohol en una calle del Poblenou (Ferran Nadeu)
Un grupom de jóvenes consume alcohol en una calle del Poblenou (Ferran Nadeu)

Una encuesta de la patronal del ocio nocturno Fecalon con la colaboración del Ayuntamiento de Barcelona revela también que hasta el 82% bebe fuera de los locales, ya sea pertrechándose de alcohol en su casa, o en tiendas abiertas las 24 horas o a través de lateros. La radiografía, en vías de elaboración y a cuyos resultados preliminares ha tenido acceso este diario, ratifica que la crisis ha hecho estragos en la economía juvenil y en el sector nocturno. Basta ver que el presupuesto mayoritario para gastar en una juerga está por debajo de los 15 euros.

El estudio Perfil, caracterización, hábitos y afluencia del público consumidor de ocio nocturno en Barcelona es preocupante en materia de salud pública. Por un lado, el 94% de noctámbulos dice consumir alcohol, aunque el sondeo no abunda en el volumen ingerido. Pero sobre todo porque parece arraigar la costumbre de embriagarse en la vía pública. Y aunque el ayuntamiento ha redoblado en los últimos años la ofensiva contra el consumo en la vía pública (la Guardia Urbana tramitó 97.432 denuncias entre el 2011 y 2014) y en especial contra la venta ambulante de latas, la coyuntura económica se impone al dictaminar los hábitos. El presupuesto juvenil es tan apurado que no da para beber dentro de los locales. Solo lo hacen siempre en el interior de los locales un 17%, mientras que el 58% beben fuera siempre o habitualmente, y el 24% lo hace de forma ocasional.

Salud e incivismo

El alcohol no es considerado como un problema grave de la juventud en Barcelona, apuntan fuentes de la Agencia de Salud Pública (ASPB). A esa edad se vincula a un consumo «experimental, recreativo y episódico», apuntan. No obstante, sí se sabe que cuanto más se hace en la juventud más fácil es que el hábito se mantenga en la edad adulta, llegando a ser la principal drogodependencia de cuantas se atienden actualmente en la red pública, explican las mismas fuentes.

Para el sociólogo Xavier Gironès, participante en el estudio, lo preocupante además es que se «está normalizando un comportamiento incívico» (el consumo en la calle), que parte de una crisis que ha forzado a los jóvenes a minimizar su impacto. Por un lado han dejado de salir como antes (solo un 30% lo hace cada fin de semana), siendo el sábado el día estrella. Pero cuando salen suelen quedar para beber en casa de amigos, o en alguna plaza o portal cercano a los locales de ocio. La ordenanza cívica y el peligro de multas provoca que su actitud sea ahora más discreta. No se suelen exhibir, sino que beben «a escondidas», dice Gironès.

No es de extrañar teniendo en cuenta que el 78% son estudiantes, y la mayoría tienen ingresos inferiores a los 500 euros mensuales. Para salir de marcha el 54% disponen de menos de 15 euros, y solo un 6% tiene más de 25. Teniendo en cuenta que las discotecas son el destino favorito y las copas allí suelen rondar de 9 a 12 euros, no es de extrañar que el brindis se haga previamente. Y eso que en cenar la mayoría no invierte más de 10 euros.

En este sentido, desde la ASPB recuerdan que el precio es disuasorio para el consumo de alcohol y el de tabaco. Pero su accesibilidad en supermercados o vía lateros hace que lejos de abstenerse, se busquen alternativas baratas de consumo que implican un botellón compartido.

El sector del ocio, impulsor de esta foto fija, ha visto caer en picado el consumo hasta menos de una copa por cliente. Les consuela saber que la nota media que imponen los jóvenes a la oferta de ocio en Barcelona es de notable en general, con la música como elemento más valorado y siendo más alta desde el bando de los turistas. Y es que los foráneos se han convertido en balón de oxígeno para los establecimientos, al representar la mitad del aforo en una quinta parte de los casos, y rondar el 25% en general. Gastan algo más en salir y cenar, aunque también beben en la calle. Y aunque las redes sociales son clave para decidir la ruta nocturna, lo esencial es salir con amigos. A la hora de beber, vodka y cerveza son los top para todos los noctámbulos, con las bebidas de cola como combinación favorita.

Encuesta sobre los hábitos nocturnos de los jóvenes en el ocio de Barcelona

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Fuente: Patricia Castán / El Periódico de Catalunya